Nadie amaneció igual esta mañana.
Hoy todos somos sombras
con máscaras macabras;
rostros sin sonrisas, manantial de lágrimas.
Y aun así, no alcanzan . . . se agotan de tanto llorarla.
Nos quedamos secos y huecos,
vacíos . . . sin alma.
No es justo.
No vale.
No tiene palabras.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Jorge Luis Borges
(Fragmento de Ausencia)