Un 2 de noviembre en mi Buenos Aires…
Día de los muertos.
La gente marcha como en procesión hacia los cementerios.
Flores y visitas a las ciudades de los muertos.
Pesares… memorias… alguna sonrisa tenue… alguna lágrima silenciosa aún.
Una oración, una ofrenda.
Y adiós de nuevo.
Otra vez, a desandar el camino a la tumba, en medio de otras muertes.
Y de pronto el hallazgo!
La vida que se impone.
Anonada.
Se abre paso y sorprende.
El milagro sorprende y la vida, porque es milagro, sorprende.
En todas sus formas, acontece y sorprende.
Donde sea, en cualquier parte.
En todas partes.
La vida…con su poder y su misterio.
Como la muerte.
Y a pesar de la muerte.
Y entre la muerte.
Y después de la muerte.
Y en el lugar de la muerte.
Silenciosa…sucediendo en un rincón…casi sin espectadores.
Mirala bien...dejá que te asombre!
Nota: El ave en su nido cuidando sus pichones, descubierta en un sombrío rincón seco, vista desde un balcón de un cuarto subsuelo en el panteón policial del cementerio de la Chacarita.