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viernes, 6 de junio de 2014

Danza de gotas



"Hace miles de años en el dia de San Pedro, los alquimistas recogían con paños limpios las gotas de rocío para usarlas en la realización de sus más nobles propósitos"


El otoño tiene también  -y por si fuera poco en sí mismo- el suave rocío.
Y el rocío tiene el encanto de la sutileza.
Y el poder de lo inmanente.

Rocío del cielo que empapa la hierba del campo y se convierte en poesía.
Rocío del alma que se esparce como llovizna fresca sobre aquellos que amamos.
Rocío de luz que ilumina la vida de todos cuando brillamos.

Porque el despertar de la conciencia se asemeja al rocío: nacido de la noche callada, misterioso y paciente,  hasta que deslumbra la aurora.
Cae y se derrama bendito cuando al fin rompemos los límites de nuestro ego y explotamos en un amanecer infinito, y nos volvemos partículas de luz.   
 "...gota de rocio, capullito de agua, que pones tu magia a cada mañana...gota de rocío, pequeño diamante que moja mis pies...el otoño tiene todos los colores, más tu le das brillo al amanecer..."



 
"El aroma de mi hijo es como aroma de un campo bendecido por Yavé. Que Dios te empape como rocío del cielo" (Génesis 27,27 - Bendición de Isaac a Jacob)

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