"Hace miles de años en el dia de San Pedro, los
alquimistas recogían con paños limpios las gotas de rocío para usarlas en la
realización de sus más nobles propósitos"
El otoño tiene también
-y por si fuera poco en sí mismo- el suave rocío.
Y el rocío tiene el encanto de la sutileza.
Y el poder de lo inmanente.
Rocío del alma que se esparce como llovizna fresca sobre
aquellos que amamos.
Rocío de luz que ilumina la vida de todos cuando
brillamos.
Porque el despertar de la conciencia se asemeja al rocío:
nacido de la noche callada, misterioso y paciente, hasta que deslumbra la aurora.
Cae y se derrama bendito cuando al fin rompemos los
límites de nuestro ego y explotamos en un amanecer infinito, y nos volvemos
partículas de luz.
"...gota de
rocio, capullito de agua, que pones tu magia a cada mañana...gota de rocío,
pequeño diamante que moja mis pies...el otoño tiene todos los colores, más tu
le das brillo al amanecer..."
"El aroma de mi hijo es como aroma de un campo
bendecido por Yavé. Que Dios te empape como rocío del cielo" (Génesis
27,27 - Bendición de Isaac a Jacob)
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