Creo enero no fue más que un claro reflejo de nuestra propia violencia.
Y casi nos mata a todos.
Febrero no es raro, ni dsitinto.
Más sutil, es -creo- la expresión de nuestro lado más debil, aquello, que en lo más profundo, espera escondido detrás de la máscara violenta.
Febrero es el espejo de nuestros temores y vaivenes, el reflejo de nuestra inestabilidad, sin lugar a dudas.
Al menos, la mía.
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